Único en Europa, el gran cañón de Ordesa tiene, con sus murallas dantescas, el aire de un Colorado pirenaico.

Acantilados vertiginosos, circos suspendidos, ´fajas´ aéreas, cascadas centelleantes, Ordesa es la expresión de la desmesura. Sus paredes minerales contrastan con una naturaleza exuberante y fecunda, formando paisajes de una extrema belleza y una asombrosa originalidad.

 

Una generosa procesión de hayas, pinos, sauces, fresnos, álamos, cubren el fondo del cañón, recorrido por las aguas del río, que acaban en espléndidas cascadas. Vertiginosos acantilados enmarcan el fondo del valle, dando la bienvenida al paseo. Se recorren por las «fajas», especie de espectaculares balcones que ofrecen una vista panorámica, que deja sin aliento.

Al oftro lodo de este espectacular cañón, reina el de una misma montaña «Gavarnie-Monte Perdido» grandioso circo de Gavarnie. Dos vertientes diferentes clasificadas como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO.